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miércoles, 25 de marzo de 2020

Escrito de Gloria de Ubrique

Hola, no soy joven, ni adolescente,ni niño.  El día cuatro de abril cumplo sesenta y siete años.  Me ha gustado la iniciativa y me sumo a ella. Como podéis ver,  nací en1953,  algunas crisis tengo a mis espaldas de todo tipo,  sentimentales, personales, económicas, anímicas.  Algunas muy duras y tengo que decir que después de cada una de ellas,  mi vida cambió para mejor,  me ayudaron a cambiar mi forma de ser ,de pensar y de actuar.  Ahora llega ésta,  desconocida y sin aviso.NOOOO!. Lleva avisando mucho tiempo .El ser humano está lleno de grandezas pero también de torpezas infinitas. Cuando dejamos de ser humanos para convertirnos en dioses,y eso ocurre a todos los niveles,la escalera de la vida es larga y tiene muchos peldaños,cada uno sabrá en cual está y si se siente cómodo en él. Cuando yo abrí los ojos a la vida tenía cinco años,  no había luz eléctrica ni cuarto de baño,  ni ropita para cambiarte cada vez que querías. Te alumbrabas con un simple candil, el color de la vida era blanco y negro.  Una tristeza y pobreza acompañaban siempre a los mayores, evidentemente yo no era consciente de ello y no lo vivía así. En los rostros adultos aún habitaba el horror de una guerra, las pérdidas humanas, el hambre y la necesidad.  El trabajo de un mundo que reconstruir.  Los niños están dotados de un halo especial y se agarran a lo natural.  En el campo,  que es donde yo pasé mis primeros años de vida, lo que más buscaba era la compañía de mis hermanos y de un perro.  Recuerdo con mucha ternura los veranos tan calurosos y dormir en la era junto a toda la familia.   Mi madre a un lado,  mi padre a otro y todos los hermanos entre los dos,  cinco entonces.  No recuerdo un cielo más bonito en mi vida,  el espectáculo era increíble,  como no había ninguna otra luz que hiciera competencia,  más bonito todavía. No es contar batallitas lo que quiero es que sirva para situarnos. Escucho hoy muchas personas que dicen que es fácil pasar de vivir mal a vivir bien, pues mi mente no está clara en eso de bien y mal.  Por supuesto que veo los cambios maravillosos que se han dado en la vida,  en salud , educación, higiene o alimentación.  Hemos progresado y mucho, yo he sido una de tantas y tantos que con mucho trabajo y sacrificio lo hicimos posible.  Pero, cuándo se nos fue todo de las manos?.  Hoy la mayoría de las personas vivimos bien, con trabajo, una bonita casa llena de comodidades, un armario bien lleno, una despensa también, acceso a la educación,  sanidad, dentista,  natación, baile, fútbol.  Un sinfín de cosas que nos ocupa todo el tiempo y en vez de disfrutar de todo ésto buscamos más,la segunda vivienda, otro coche mejor, mejores vacaciones,cambiamos de móvil,  de tablet,  ordenador,  más y más.  Viene este virus, nos encierra y nos quita de la circulación.  Ahora tenemos tiempo de pensar,  leer,  escribir, dibujar, hacer postres,  vivir a los nuestros,  los que pueden estar en la misma casa sí,  los que no, los que estamos solos,  nos da mucho tiempo para pensar.  Lo  que hace que me de cuenta de lo que echo en falta de verdad.  Mi familia, amigos,  vecinos, caminar, la brisa, el sol, la lluvia, la sonrisa de las personas, un cafelito en buena compañía.  Un paseo por la playa o en el campo... Dicen que el aire,  los ríos y las montañas están más limpios.  Alguien nos está dando las gracias por  este encierro. Soy abuela activa,  ocupada y preocupada. Debemos cuidar la tierra porque si ella enferma nosotros también lo haremos.  Y qué vida vamos a dejar en herencia a nuestros peques,  adolescentes y jóvenes.  Por ello,  vamos a aprender de lo vivido y eduquemos en valores,  cariño y sencillez.  No hacen falta tantas cosas,  sólo más amor y sensibilidad a nuestras acciones,que si gana la vida, ganamos todos.

                                                                                                                                  Gloria. Ubrique


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